Vía – Expansión
El armado del plan de negocio, las corridas financieras, el mercado y hasta la corrupción y la burocracia son retos a los que se enfrenta cualquier emprendedor cuando crea un nuevo negocio. Pero el principal es lograr la rentabilidad. Cuando se involucra el factor social, es fundamental para demostrar que es posible conciliar el negocio con las buenas intenciones.
Si tienes un proyecto de innovación que genere impacto en el campo social, cinco emprendedores, parte de la generación 2016 en México de la organización especializada en emprendimiento social Ashoka, te sugieren algunos caminos que puedes tomar.
1. Enfócate en qué gasta la gente
Santiago Ocejo, creador de Salud Cercana, asegura que éste es el factor que ayuda a resolver un problema social y el que rige la esencia de su empresa, un sistema integral que conjunta servicios para pacientes con enfermedades crónicas (consultas físicas a bajo costo, atención a distancia vía una app móvil, micro seguro de gastos y un coordinador de salud que acompaña constantemente).
“La gente gasta mucho de su bolsa en ir a médicos de farmacia, que no necesita, y ahí es donde nosotros podemos hacer eficiente su gasto. Los ayudamos y tenemos un negocio rentable”, dice Ocejo, cuyo emprendimiento inició operaciones en mayo de 2015.
Su modelo de negocio consiste en la venta de membresías a personas y a empresas. Ya ha visto ingresos por 50,000 pesos, pero no ganancias. “Seguimos pivoteando, sobre todo para desaparecer la atención presencial y quedarnos con la app. Nos va a llevar tiempo pero estamos afinándolo”, asegura.
2. Solidifica tu modelo
“Qué bueno que tengas una idea clara de cómo quieres generar un cambio, pero asegúrate de pulir primero la parte que te va a dar ingresos”, aconseja el fundador de Alterna, Daniel Buchbinder. La organización, creada en 2010, impulsa a cooperativas o asociaciones guatemaltecas a generar impacto y el próximo año lo hará también en el sureste de México.
Actualmente, 60% de sus ingresos proviene del apoyo de fondos institucionales, mientras que el 40% lo obtiene de las retribuciones por éxito que tengan las empresas que reciben consultoría de Alterna, que se rodea de expertos de McKinsey y Deloitte.
“De aquí a cinco años estamos cómodos con ese esquema, pero lo iremos refinando porque no dependeremos siempre de esos fondos”, afirma Buchbinder, quien tardó cuatro años en ver los primeros ingresos. En 2015 fueron de 35,000 dólares.
3. Un patronato real
Si tienes una fundación, el director de Inclúyeme, Enrique Grapa, recomienda que es necesario cerciorarse de que los miembros que conformen el patronato ayuden a procurar fondos para sobrevivir en el corto y mediano plazo.
Inclúyeme se dedica desde 2008 a preparar a personas adultas con discapacidad para la vida independiente, a través de la estimulación temprana y apoyos que logren incluirlos a la sociedad y a la vida laboral.
Grapa atiende a personas de todos los segmentos sociales, pero a los que tienen capacidad económica les cobra el 125% de lo que cuesta su servicio. “Para tener impacto decidimos que por cada una de estas tengamos dos que necesiten subsidios, pero ahí está nuestro agujero”.
Sus ingresos anuales oscilan en 12 millones de pesos. “Nuestro modelo, que hoy es sustentable, no lo es a largo plazo. Estoy en números negros y todo se reinvierte. Pero ya estamos tomando acción para serlo”, asegura.
4. Vende la calidad primero
En un principio no puedes ‘brandear’ tu producto como algo social, afirman los co-fundadores de Tenoli, Thomas Ricolfi y Rodrigo Sánchez. “Vende la calidad y luego agrega la historia social, sino la gente solo te comprará una vez”.
Los emprendedores operan desde hace dos años este club, que ayuda a las tiendas de abarrotes en México a ganar más dinero y a competir mediante la compra de productos a proveedores contactados por Tenoli, asesoría personalizada y tecnología.
Actualmente su red ha conseguido integrar a 800 tienditas, a quienes les cobra un margen de las transacciones que realizan.
Sin embargo, su EBITDA (ganancias antes de impuestos) presenta un negativo de 20%. Para lograr que ese aumente en 2018 a un 10 o 15% y así alcanzar el punto de equilibrio, necesitarán crecer la red a 10,000 tenderos.
5. No te rindas
A veces parecerá que tu emprendimiento no es valioso para nadie. Otras veces, en tu camino cuesta arriba te empezará a ir tan bien que sentirás miedo de que se te salga de las manos, pero es cuando no debes flaquear porque viene lo mejor, aconseja la directora de Ollín: jóvenes en movimiento.
Este es un centro de investigación y política pública fundado en 2011 que promueve la participación juvenil en los sectores público, privado y social. Creó el Índice Nacional de Participación Juvenil, en el que mide qué tanto inciden los jóvenes en estos espacios clave para mover la agenda nacional.
Aunque aún no genera ganancias, la empresa de Ríos funciona como proveedora de servicios de consultoría sobre juventud, principalmente para las empresas con el tema de inclusión laboral. La elaboración del índice y otros estudios dependería de estos recursos, pero por lo pronto ahora son fondeados por Fundación Kellog.
“Ollín ha crecido mucho más de lo que yo pensaba que iba a crecer y eso me tiene feliz, pero no debo rendirme”, puntualiza.