Vía – Forbes 

Para atraer a los inversionistas es necesario demostrar que sí hay retorno de inversión, resaltó el fundador de Grupo MIA.

Para Guillermo Jaime, fundador de Grupo Mejoramiento Integral Asistido (MIA), “ser emprendedor es bueno, pero ser emprendedor social es mejor”; sin embargo, destacó que el reto que enfrentan hoy quienes buscan integrar un negocio con impacto en la sociedad es desarrollar los elementos que los vuelva atractivos para el capital.

“Cualquier empresa necesita capital en algún punto de su vida, y es difícil que alguien (inversionista) meta su dinero a un negocio sólo por el buen corazón del emprendedor, es necesario comprobar (a los capitales) que sí hay retorno (de inversión)”, dijo Jaime en el programa radiofónico “Martha Debayle en W”.

Acompañado de Jonathán Torres, director editorial de Forbes para Latinoamérica, destacó que en su caso, dejó de ser un emprendedor social, para convertirse en un empresario social, ya que es una realidad que para un alto impacto, se debe demostrar a los inversionistas que un negocio puede generar escalabilidad y ser rentable.

Guillermo Jaime comenzó su emprendimiento social con el objetivo de que la gente de menores recursos pueda tener una vivienda, y su modelo de negocio le permitió, desde el 2010, construir y comercializar más de 35,000 casas.

En este sentido, el fundador de Grupo MIA –que formó parte del consejo que eligió a las 30 Promesas de los negocios Forbes 2017– recomendó a los emprendedores sociales aventurarse a romper paradigmas y también les compartió algunos consejos:

  • Sentir con el corazón, pero pensar como empresario.
  • Adoptar el rol de ser la conexión entre la punta y la base de la pirámide.
  • Pensar en cómo pueden ser multiplicadores de recursos.
  • Quitarse el miedo a la escalabilidad.
  • Desechar la idea de que el emprendimiento social no es rentable.

No obstante, hizo hincapié en que volverse atractivos a los capitales no debe desvirtuar el objetivo del emprendimiento social: Impactar de forma positiva a su entorno.

“Ser emprendedor social no es llevar un producto/servicio a la base de la pirámide para sólo lucrar”, debe impactar a otros y, al mismo tiempo, ser rentables para los inversionistas, concluyó Jaime.